PEPE CEREZO

Internet, el final de la inocencia

Si algo ha puesto de manifiesto el caso Snowden es nuestra vulnerabilidad como usuarios en el entono digital. Habrá que agradecerle al ex funcionario de la NSA que nos haya mostrado, para todos aquellos que todavía no eran conscientes, que nuestros datos están expuestos al control de empresas y gobiernos y que nos hemos adentrado en la sociedad transparente. Si en la era industrial la geostrategia se regía por el control del petróleo, en la era digital lo hace por el control de los datos. Las empresas de internet se han convertido en las petroleras del siglo XXI: en lugar de extraer “oro negro” explotan datos.

En 1953  Eisenhower nombró como Secretario de Defensa al por entonces presidente de General Motors Charles E Wilson. Al ser interpelado por el comité Defensa del Senado sobre posibles incompatibilidades a la hora de tomar alguna decisión que afectara a su antigua compañía afirmó la ya celebre frase de que “lo que es bueno para el país es bueno para General Motors y viceversa”

En este contexto, empresas como Facebook, Google o Apple no pueden valorarse solo con indicadores empresariales, y hay que tener en cuenta variables geoestratégicas, lo mismo puede aplicarse para las chinas Baidu y Alibaba o la rusa Yandez. En la famosa reunión de Obama con los dirigentes de las principales empresas tecnológicas de los EEUU, bien podrían haber brindado recordando que lo que es bueno para cualquiera de las empresas presentes es bueno para EEUU y viceversa.

Pero además de su poder empresarial y económico, a las empresas de Internet  hay que sumarles su “poder blando”, utilizando la terminología de Joseph Nye, un aspecto crucial que las diferencia de las empresas industriales del siglo pasado. Silicon Valley es al “American way of life” lo que Hollywood supuso en la guerra fría. Las redes sociales no son sólo importantes plataformas publicitarias para millones de usuarios alrededor del globo sino, y lo veremos cada vez  con más fuerza en el futuro, un canal de influencia social  y político de los estados. En este sentido, como se ha puesto de manifiesto a los largo del último siglo, el poder blando de las empresas estadounidenses es mucho más potente que el asiático, la influencia tecnológica así parece demostrarlo.

De repente Internet se ha hecho mayor, y los usuarios han perdido su virginidad, una buena muestra también de la normalización de la sociedad digital, en donde tenemos cada vez más claras las reglas del juego, los pros y los contras y lo que nos jugamos todos.

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